Un día, después de años de quejas, me levanté en Buenos Aires, prendí la computadora, entre a Facebook, y vi que mi hermano había publicado algo. Carlos había creado un blog, con el único fin de hablar sobre lo que piensa, enfocado en “cualquier cosa”. Claro que no fue coincidencia que sea justo después de las elecciones presidenciales en Perú durante este mes pasado. Entonces le dije que yo también quería participar en esto, así que lo creamos juntos. Los 2 somos estudiantes de Ciencias de Comunicaciones y Publicidad y esperamos que les guste el blog, tanto cuando hagamos nuestro intento de opinión sobre política y economía, sobre temas en general que imaginamos que a muchos de ustedes les puede interesar. Bueno, como diría mi hermano: “Si les gusta chévere pe, sino hay una x arribita a la derecha”

sábado, 24 de septiembre de 2011

Una sociedad de Confianza



Carlos



Muchos dicen que somos un país lleno de desconfianza. Todos desconfiamos de todos, sobretodo de los políticos, quienes son las personas que mayor nivel de desconfianza registran. No solo los políticos, muchos todavía no confían en los bancos porque hubo momentos en la historia peruana en la cual era impensable tener una cuenta en los bancos ya que en lugar de ganar plata ibas a tener deudas y cosas así. La gente tampoco confía en la tecnología que se usa en los bancos, me refiero a los cajeros automáticos. Hubo una campaña publicitaria en la cual se trataba de quitar la idea de que los cajeros era unos monstruos que se iban a quedar con la plata de uno o con su tarjeta.


Creo que eso ha cambiado, ahora más que nunca veo que el nivel de confianza ha aumentado significantemente; solo tienes que salir 5 minutos a la calle (si no es menos). Y esta confianza no se ve solo en algún lugar especifico o con algunas personas de ciertas características. Está en todos lados y en todas las personas (estoy generalizando, pero la verdad se da en casi todos).
Primer ejemplo: empecemos con las combis. (las combis van a ser un tema que se va a comentar por mi y supongo que por pepe en varias ocasiones ya que es un lugar donde suceden un sin fin de cosas). Es impresionante la confianza que tienen los choferes (para empezar) con los frenos de su combi (ya sea un vehículo nuevo o el que se cae a pedazos). Ellos pueden acelerar hasta 80 kilómetros por hora en una recta de 20 metros para meterse en un espacio de 1 metro para ganarle a otra combi un solo pasajero que es posible que no se suba a la combi. Pero nada importa, ni la velocidad ni el espacio ni el tiempo, lo único que importa son los frenos de la combi y la confianza que tiene el chofer en ellos. El cree que nunca les van a fallar, nunca va a pasar nada malo, lo frenos son casi como una buena madre o una buena esposa que va a estar contigo en las buenas o en las malas...pero siempre va a estar ahí.
Y bueno quizá es un poco comprensible que confíen su vida a unos frenos casi rotos...porque es su carro y ellos lo conocen. Pero todavía no se acaba: Las personas que se sientan en el asiento del copiloto. Ellos no solo ponen su vida en las manos del chofer, ellos podrían poner la vida de su familia y desconocidos. Para ellos el chofer nunca se va a chocar y menos lo van a chocar. Es por eso que no les da la gana de usar el cinturón de seguridad porque al fin y al cabo el cinturón solo sirve cuando hay un policía cerca y no tienen 20 lucas para coimiarlos. Porque el cinturón de seguridad no está hecho para salvarle la vida a la gente en caso de cualquier accidente, por eso a las personas no les importa si el cinturón es una pita o si está roto o si está suelto, no les importa nada porque ellos no se van a morir, porque el chofer no se va a chocar porque los frenos son como una buena madre o una buena esposa.
Ahora, las personas que no van en el asiento de copiloto, es decir, las personas que van atrás. Ellos también ponen la vida del mundo entero en las manos del chofer. Ellos pueden dormir como bebes porque cuando se despierten van a estar en el paradero [si es que la municipalidad se tomó la molestia de poner paraderos bien señalizados (es decir la municipalidad de Chacarillas NO) y si la persona es alguien que le gusta hacer las cosas bien (es decir si se baja del micro en los paraderos autorizados)] de su casa. Ellos no van a morir, ellos no van a sufrir ningún accidente, ellos solo van a disfrutar los olores naturales (nada de químicos que malogran el medio ambiente) de los humanos y las habilidades de un profesional de carreras de obstáculos.
Los peatones...prefiero hablar de ellos otro día porque también es un tema interesante, pero básicamente ellos también confían que los carros van a parar donde deben parar y los carros confían que los peatones no van a hacer respetar las normas de transito o lo que fuera.
Así que nadie me diga que en el Perú la gente no confía en nadie. TODOS CONFIAMOS EN TODOS, por eso el Perú se mueve día a día. Y es bueno, es bueno confiar en los demás, eso nos hace muy bien. No solo en eso, también confiamos que nuestra casa nunca se va a quemar y por eso no tenemos las instalaciones adecuadamente instaladas porque sería una pérdida de tiempo poner todas las cosas en regla porque NUNCA NOS VA A PASAR o aprender primeros auxilios porque NUNCA VAMOS A NECESITAR UTILIZARLOS y un sin fin de cosas. Por eso hay que confiar que las cosas van a seguir bien o mal y no hay que hacer nada para que eso cambie, porque eso no es nuestra responsabilidad, a lo mejor es responsabilidad de otros, pero no nuestra.


(algunos quiza no entiendan bien mi mensaje porque no me conocen bien: soy una persona que le gusta el sarcasmo y suelo hablar así, es por eso que quizá confundan la idea del post, pero entiendan que esto es sarcasmo, me estoy burlando y estoy haciendo una crítica al mismo tiempo de lo que pasa y para eso ejemplifiqué varios puntos en todo el post, me parecio importante hacer el parentesís para que no se confunda la idea, quizá tendré que ser un poco más específico en mi forma de enfocar las cosas...pero bueno con el tiempo se daran cuenta por donde va mi cerebro...)

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